Con el mayor cuidado
Malartic, Quebec, Canadá. Apenas llegados a la mina de oro más nueva y (pronto) más grande de Canadá, salta a la vista que no es una mina común y corriente. El campanario de una iglesia asoma por encima de un muro de separación que rodea la inmensa mina de Osisko Mining, construida sobre lo que antes era una zona residencial.
El campanario no es un espejismo. La mina a tajo abierto de Malartic no queda en un lugar remoto sino en lo que antes era un barrio de este pueblo de 3.700 habitantes.
Donde antes había casas modestas, se calculan reservas de unos 10,7 millones de onzas de oro y una operación de explotación que –se estima– durará al menos 16 años. La inversión en la mina, a unos 500 kilómetros al noroeste de Montreal, suma ya casi 1.100 millones de dólares. “Hoy por hoy, es una de las minas de oro más grandes del mundo,” dice François Vézina, director de la mina de Osisko Canadian Malartic. “Su potencial es increíble”.
La suerte es de los audaces
Hace algunos años, la minera Osisko Mining Corp., de Montreal, decidió ir contra la corriente y buscar depósitos de gran tonelaje y baja ley en la zona de Val d’Or, Quebec, conocida desde hace tiempo por sus minas subterráneas de alta ley.
La apuesta dio fruto cuando Osisko encontró un potencial interesante en Malartic, que ha tenido varias minas productoras a lo largo de su historia. En 2009, la empresa había invertido más de 1.000 millones de dólares, en plena recesión. Inaugurada este año, la mina de oro de Canadian Malartic ahora tiene 477 empleados y sigue contratando, dando nueva vida a una ciudad económicamente estancada.
Pero habría sido imposible hacer realidad el enorme potencial de la mina si Osisko no hubiera podido trasladar a las 700 personas que vivían donde ahora está la mina. Por suerte, casi todos los vecinos aceptaron mudarse a una zona nueva del pueblo, en parte gracias a un plan innovador: en vez de comprar y derribar las casas, las trasladarían a una nueva ubicación.
Comprar y demoler hubiera sido una solución sencilla, rápida y barata pero no habría sido sostenible, dice Denis Cimon, gerente general de Osisko Canadian Malartic. El pueblo estaba perdiendo población rápidamente y, derribando el barrio, se habrían marchado tantos que podría haber desaparecido. “Osisko dijo: ‘Vamos a hacer las cosas de otra manera’”. Un traslado –y a veces una refacción– en lugar de una demolición perimitió que la gente “volviera a su propia casa”.
Algunas casas no pudieron trasladarse por problemas estructurales, así que se construyeron 20 casas nuevas. De 205 casas, se trasladaron 130 y se reembolsaron todos los gastos de traslado a las familias involucradas. Durante el período de máxima actividad, en 2007, Osisko mudaba tres casas al día, tres veces por semana, en un convoy de dos kilómetros de largo que fue recorriendo lentamente la calle principal del pueblo.
Osisko también tuvo que construir una escuela primaria, una residencia para enfermos crónicos, un centro cultural y una guardería, ya que era imposible trasladarlos. ¿Cuál fue el resultado? La escuela primaria es la mejor de la provincia, dice Cimon. “Nos sentimos bastante orgullosos de esa escuela”. Construida con madera local, está equipada con pizarrones interactivos y laboratorios en todas las aulas, e iluminación controlada por computadora. “Su director dice que por primera vez recibe currículums de profesores que quieren venir a trabajar aquí”. Osisko está invirtiendo 150.000 dólares en pizarras interactivas para la escuela secundaria local, porque los alumnos que salen de la escuela primaria se han acostumbrado a una mejor calidad de equipamiento.
Las autoridades habían alertado a Osisko que el 20 por ciento de las personas que vivían en la residencia para enfermos crónicos podrían no sobrevivir al cambio de entorno. Pero, al final, no fue así. “Trajimos a las familias para ayudarles a adaptarse al nuevo entorno y todo salió bastante bien,” dice Cimon.
Una vez completado con éxito el traslado de los vecinos, Osisko pudo dedicarse plenamente a construir la enorme mina a tajo abierto, con una longitud total de cerca de 1,5 kilómetros. Fue inaugurada oficialmente a fines de mayo. Pero el hecho de que se trate de una “mina urbana” sigue planteando desafíos.
“La proximidad del pueblo crea enormes problemas técnicos,” dice Vézina. Las tronaduras, por ejemplo, deben tener en cuenta esta proximidad. “Es algo a lo que no estamos acostumbrados en la minería a tajo abierto”. En vez de perforar barrenos de 12 pulgadas, los hacen de tan sólo 8,5 pulgadas, para una cantidad menor de explosivos. Además, sólo se hacen tronaduras dos veces al día –de 11.00 a 11.30 horas y 15.00 a 15.30 horas– cuando la población está trabajando, en la escuela o realizando sus quehaceres diarios. Y se prohíben las tronaduras bajo ciertas condiciones de viento.
Para la perforación, Osisko utiliza perforadoras Cubex QXR920 equipadas con herramientas Sandvik. Gracias a un nuevo acuerdo de distribución entre Sandvik y Cubex, la mina puede comprar tanto las máquinas como las herramientas a Sandvik. Las perforadoras se utilizan en la fase de desarrollo para perforar los barrenos en el lecho de roca. Éstos luego se llenan de explosivos para que Osisko pueda acceder al mineral.
Además de suministrar las herramientas –brocas, martillos, varillas– Sandvik también distribuye las perforadoras de Cubex, gracias a un convenio global de distribución y de derechos de propiedad intelectual firmado recientemente. Dadas las restricciones sobre su actividad, Osisko tiene que perforar barrenos más pequeños de los normales. Y al ser más pequeños, se necesitan muchos más para mantener la productividad, dice Vézina.
De acero a goma
El sonido de la roca que choca con metal puede ser irritante. Pero cuando se cargan 50 toneladas de roca en un camión de 240 toneladas, el estruendo puede ser espantoso. Esa es la situación a la que se enfrentaba Osisko en su mina de Malartic.
Sandvik diseñó un forro de caucho que se adapta a la caja del camión. No sólo reduce el ruido y absorbe los impactos sino también alarga la vida de los camiones, dice Roger Coutu, director regional de Sandvik. La compañía ya ha utilizado la solución en camiones de 90 toneladas, pero es la primera vez que la prueba en un camión de 240 toneladas, el Caterpillar 793.
“La mejora es extraordinaria,” dice François Vézina, gerente de la mina de Osisko Canadian Malartic. El ruido baja al menos tres decibeles en el primer balde. Puede parecer poco pero, para el oído humano, tres decibeles equivalen a doblar el nivel de ruido. “En vez de dejar caer roca sobre acero, cae sobre goma”.
Osisko compró cinco forros a Sandvik y cinco a Caterpillar. Después de evaluar los forros durante casi un año, la mina se decidió por el modelo de Sandvik y pidió 20 forros a Sandvik valorados en 3,2 millones de dólares, el mayor pedido recibido hasta la fecha para esta línea de productos.
Afortunadamente, explica, Sandvik ha estado probando brocas nuevas con metales duros especiales y prestaciones excepcionales “que probablemente revolucionarán el sector de la perforación”. Recientemente, una perforadora de Osisko perforó 350 metros en un turno de 12 horas, creando 31 barrenos con una sola broca. “Es increíble,” dice Vézina. “Nunca hubiéramos pensado que fuera posible alcanzar este nivel de rendimiento”. Sobrepasó el objetivo de perforar 225-250 metros al día.
Perforar tantos metros en un solo turno, sin cambiar de broca, “ahorra todo el tiempo que lleva cambiar la herramienta” dice Vézina. “Impacta muchísimo no sólo en el rendimiento sino también en los costos”.
Ante la demanda constante de herramientas de perforación y servicio in situ, Sandvik abrirá un taller a pie de mina para rectificar y reparar martillos y brocas. “Con un contrato tan grande, es imprescindible,” dice Dany Gaudreault, representante de Sandvik para la zona de Val d’Or, Quebec.
El taller tendrá 12 técnicos y servicio las 24 horas del día. Además de suministrar herramientas para la perforación y montarlas en las perforadoras, los técnicos ofrecerán capacitación a operarios y mecánicos de Osisko, y colaborarán con el mantenimiento preventivo. Sandvik pretende contratar su personal en el pueblo, ayudando a Osisko a cumplir su objetivo de beneficiar a la comunidad local.
Vézina explica que el convenio con Sandvik es fruto de una lección aprendida por propia experiencia: los equipos de minería sólo son tan buenos como el servicio técnico que los respalda. “Puedes tener el mejor coche del mundo pero sin repuestos puede convertirse pronto en un coche averiado. El servicio tiene un impacto enorme. Yo quería una cobertura total”.
Osisko también recurre a Sandvik para reducir el ruido de la mina y las molestias para los vecinos. Para disminuir el ruido de las perforadoras, los ingenieros están estudiando el silenciador del motor y otros puntos donde puede haber potencial de mejora. “La Cubex genera 121 decibeles pero me encantaría bajar a unos 115”, dice Vézina. “No parece mucho, pero significa una gran diferencia”.
Osisko también pidió a Sandvik una solución para reducir el molesto ruido producido cuando se carga la roca en los camiones Caterpillar de 240 toneladas. “Le dije a Dany: ‘Hacemos demasiado ruido. Necesitamos una solución urgente’”, dice Vézina. Sandvik propuso un forro de caucho que amortigua el ruido cuando se carga el material.
“Pedimos a Sandvik que le diera la máxima prioridad y nos lo entregaron en poco tiempo” (ver recuadro). “Hemos puesto presión a Sandvik,” dice Vézina.
“Pero los proveedores saben que todos tenemos que ser más respetuosos con el entorno, hacer menos ruido y ser más eficientes en el consumo de combustible. Tener proveedores que estén dispuestos a dar ese paso con nosotros es todo un éxito”.
Osisko está trabajando en otras medidas de reducción de ruido. Por ejemplo, cuando los camiones dan marcha atrás, se ha atenuado el pitido con ruido blanco, un sonido de frecuencia más baja y más direccional. Como resultado, una persona que no esté directamente detrás del camión no lo escuchará. Y por la noche, el pitido se ha eliminado, sustituyéndolo con luces azules. Además, cañones de agua, de niebla y hasta de nieve, en invierno, se utilizan constantemente para reducir los niveles de polvo en el pueblo.
En un sector generalmente conservador, “implementamos los últimos avances tecnológicos,” dice Vézina. “Es una mina nueva y queremos ser lo más eficientes posible. Si algo no existe, lo inventaremos”.
Danny Kucharsky