La hora de la digitalización

La digitalización está revolucionando el modo de funcionar de la industria. Y aunque todavía no ha desplegado todo su potencial, hay interrogantes sobre el papel de las personas en esta transformación.

En el debate sobre la digitalización industrial, suele hablarse de tecnología y equipos. Sean camiones automatizados, perforadoras inteligentes o la lectura de datos biométricos, la conversación gira en torno a cómo la tecnología nos permite hacer cosas que antes parecían imposibles. Pero la digitalización toca otros ámbitos más profundos. Una solución digital puede mejorar una diversidad de tareas pero no se debe pasar por alto la importancia que tienen las personas en el proceso de transformación.

Al encuentro Sandvik Global Mining Summit, celebrado en Tampere, Finlandia, acudieron ejecutivos de países tan alejados como Australia y China. Y la digitalización fue un tema principal del programa.

Tres clientes de Sandvik expusieron su perspectiva propia de la digitalización y emergió una tendencia fascinante: los sistemas y las tecnologías no son tan importantes como la forma en que las soluciones digitales pueden mejorar las actividades diarias. Y un factor decisivo es la gestión de los recursos humanos.

Uno de los cambios más visibles de la revolución digital es una actitud más abierta a la comunicación.

En apenas una década, nos hemos acostumbrado a utilizar herramientas digitales para compartir ideas y experiencias en todos los ámbitos de la vida.

Y de a poco, esta tendencia empieza a abrirse camino en el mundo laboral. Los empleados esperan una comunicación abierta y sincera, especialmente en los lugares de trabajo en proceso de digitalización.

Seguirá haciendo falta gente operativa pero su definición de trabajo cambiará

Integrar a los empleados en la conversación digital es uno de los pilares del éxito, especialmente si las herramientas digitales se perciben más como una amenaza para la estabilidad laboral que como un beneficio.

“No creo que se produzca una destrucción enorme de puestos de trabajo, al menos en el corto-medio plazo”, afirma Neil Moloney, jefe de transformación digital en Goldcorp.
Sin embargo, cree que cambiarán las funciones laborales. “Ya lo estamos viendo en la función del gerente general de mina. Las soluciones automatizadas de reporte le permiten dedicarse a otras tareas”, dice.

“Seguirá haciendo falta gente operativa pero su definición de trabajo cambiará. Algunos de nuestros trabajadores ni siquiera tienen un celular y por eso asusta la perspectiva de una cabina llena de funciones automatizadas. Es imprescindible una gestión del cambio apropiada”.

La oferta digital de Sandvik

El triple enfoque de Sandvik ofrece flexibilidad a los clientes a la hora de construir sus propias estrategias digitales.

Automatización: AutoMine es un sistema modular para gestionar las distintas partes de una operacion, desde la programación y el seguimiento hasta un visualizador en 3D.

Gestión de flotas: El portal My Sandvik brinda a los clientes un acceso a datos online e información sobre su flota. Permite mejorar la transparencia, solicitar repuestos y monitorear la situación de la flota.

Analítica: OptiMine ofrece información predictiva y analítica en tiempo real a partir de los datos recopilados para mejorar el rendimiento tanto del operador como del equipo.

Hace falta una estrategia clara para el aspecto personal de la transformación digital. Se debe actuar desde una mentalidad de servicio hacia los usuarios de la tecnología y a los clientes finales. Las tecnologías deben desplegarse con un sistema de apoyo completo y la colaboración de las personas más afectadas.

El primer paso es un análisis de las necesidades reales del negocio. Ante el peligro de dejarse deslumbrar por las novedades tecnológicas, es crucial considerar tanto a los usuarios habituales como la estrategia a largo plazo de la empresa.

Una opción es seguir el ejemplo de las start-ups, donde los empleados tienen libertad para incorporar herramientas digitales en la toma de decisiones y el uso de modelos de negocio provisionales, para probar nuevas formas de trabajar sin temor al fracaso. En todo caso, es importante hacer partícipes a los empleados. ¿Qué tecnología facilitará mejor su vida laboral diaria?

Los Investigadores del instituto escandinavo SINTEF investigan sobre el proceso de toma de decisiones. El proyecto, de dos años, busca mejorar el rendimiento en ámbitos complejos donde el factor tiempo es crítico, como la gestión de emergencias, la gestión del tráfico aéreo o la gestión del transporte ferroviario y marítimo, mediante una herramienta de apoyo a las decisiones de nueva generación.

Esta herramienta permite optimizar la colaboración entre humanos y la automatización, dice la investigadora senior, Amela Karahasanovic, “Un operador de un centro de enlace ferroviario puede ingresar al sistema la secuencia prevista de salida de los trenes mediante técnicas de interacción táctil y/o realidad aumentada. La herramienta puede proponer –si es necesario– una secuencia mejor, visualizada en una animación 3D, mostrando su efecto sobre la puntualidad”. Según Karahasanovic, se ganará una mayor confianza en las herramientas, ya que los operadores potenciarán su competencia y mejorará la calidad de sus decisiones.

Impulsados por la Internet de las Cosas, los datos masivos serán “la próxima frontera de la innovación, competitividad y productividad”, afirma la consultora McKinsey. El volumen de datos generados por una operación minera aumenta continuamente. Sin embargo, estos datos son inservibles sin las habilidades y capacidades necesarias para analizarlos.

Alex Holder, gerente de servicios técnicos para la empresa sudafricana Petra Diamonds, está impaciente por descubrir el valor potencial oculto en los datos que recopila la empresa desde hace cinco años.

“Nuestra base de datos nos brinda la capacidad de mapear correlaciones e incrementar las probabilidades de encontrar los diamantes de alto valor”, explica.

Pero McKinsey cree que faltarán las competencias necesarias en las empresas para aprovechar estas oportunidades. En 2018, solo en Estados Unidos, podría registrarse un déficit de 190.000 personas con las habilidades analíticas requeridas, además de más de un millón de directivos dotados del know-how necesario para tomar decisiones efectivas a partir de estos análisis.

La industria es consciente de la necesidad de reciclar el personal y buscar nuevas competencias. Pero, ¿cuántos se han detenido a pensar cómo la automatización puede ayudar a conservar una fuerza de trabajo que envejece?

La automatización no solo mejora la salud ocupacional y la seguridad, sino también puede facilitar una vida laboral más larga.

La nueva norma Europea sobre privacidad

El Reglamento General de Protección de Datos (GDPR) de la Unión Europea constituye el cambio normativo más importante en materia de protección de datos de los últimos 20 años. A partir del 25 de mayo de 2018, todas las empresas que procesen los datos personales de residentes en Europa deberán cumplir el GDPR, independientemente de la ubicación geográfica de la empresa.

Las empresas unicamente deben procesar datos estrictamente necesarios para sus funciones y limitar su  acceso solo a los responsables de su tratamiento. También se regula el derecho de acceso a los propios datos personales. El incumplimiento de la normativa será castigado con multas. Más información en eugdpr.org.

John Welborn, director general y CEO de la empresa australiana Resolute Mining, afirma que la seguridad de los trabajadores es prioritaria y que la automatización crea oportunidades para mejorar la seguridad. “Explotamos minas de oro en lugares remotos de África y, en el pasado, hemos trabajado en lugares con problemas de seguridad”, dice. “La automatización permite que los operadores de máquinas no tengan que estar físicamente en la zona minera. ¡Ni siquiera tienen que estar en el mismo país!”

Aunque sea ampliamente aceptado que la tecnología mejora la seguridad, hay voces que aconsejan cautela. Según CEEMET, una organización europea que agrupa 200.000 empresas del sector metalúrgico y de la ingeniería, todavía no se perciben los efectos de la digitalización en la salud ocupacional y la seguridad.

Afirma, en un informe, que aún se desconocen los posibles problemas que pueden afectar a los trabajadores que utilizan las tecnologías nuevas, por ejemplo cascos de realidad virtual, como parte de su rutina diaria.

Otra complicación es el creciente solapamiento entre las actividades de la vida privada y laboral. ¿En qué momento dejan de ser responsabilidad del empleador la salud ocupacional y la seguridad? En el caso de un empleado que trabaja desde casa, ¿dónde se sitúa el límite de la responsabilidad?

A pesar del entusiasmo actual sobre los potenciales beneficios de las tecnologías de seguimiento y biométricas, la recopilación de datos supone un nuevo quebradero de cabeza que sobrepasa el ámbito de las operaciones.

A medida que los gobiernos se afanan por regular la enorme cantidad de datos personales en manos de empresas como Facebook y Google, a la industria minera le conviene tomar buena nota, aconseja Manny Maloney, asesor jurídico de Sandvik. Todas las empresas mineras deberán elaborar una política que cumpla el Reglamento General de Protección de Datos de la Unión Europea, que entra en vigor este año.

Es un tema de especial transcendencia si los planes de digitalización incluyen el seguimiento de personas en el interior de la mina. Aunque nadie pone en duda su impacto sobre la seguridad laboral, algunos sindicatos han expresado preocupación por el monitoreo constante de los empleados.

Aunque las respuestas serán distintas para cada empresa, la pregunta es la misma: ¿Cómo encontrar el lugar de las personas en el corazón de la transformación digital?