Un olfato de oro

Perspectiva global En minería, ya no hace falta trabajar tan duro para descubrir el mineral. Ahora los perros pueden hacer el trabajo.

l La nariz de un perro es una mina de oro de información. Uno pensaría que la persona más indicada para buscar minerales es un geólogo equipado con instrumentos modernos. Pero un buen perro rastreador es cien veces más eficiente, según Peter Bergman, geólogo sueco especializado en minerales y petróleo.

Su empresa, Oredog AB, es la única del mundo especializada en perros buscadores de oro. En 2013, la empresa contará con 15 perros y geólogos certificados y tendrá una presencia mundial, con filiales en Australia, África Occidental y Oriente Medio.

“Si quieres examinar una superficie de 1.000 hectáreas, nuestros perros rastreadores pueden cubrir esa superficie en una semana”, dice. “Utilizando la geofísica o la geoquímica, es imposible hacerlo sin que se dispare el costo o el plazo. Un geólogo sólo puede cubrir el 5 por ciento del manto de roca de una superficie no cubierta por tierra. El perro hace el mismo trabajo 10 veces más rápido que los humanos. Y a una fracción del costo”.

“Nuestros perros se adiestran simultáneamente como perros detectores de minas y detectores de minerales para que podamos trabajar sin peligro en zonas vetadas a los demás”.
La demanda de valiosos minerales y metales para la industria y la sociedad moderna en conjunto puede crear una gran demanda para estos perros.

Pero no todo lo que brilla es oro, explica Bergman. “Por ejemplo, hay arsenopirita, que contiene oro, pero también suele haber pirita y pirrotita en la misma zona”, dice. “Adiestramos a los perros para que puedan distinguir entre lo que interesa y no interesa buscar”.

Pero el oficio no es para cualquier perro. Deben asimilar un entrenamiento intenso, trabajar en climas rigurosos y sobrevivir en zonas peligrosas.
“Un pastor alemán no trabaja bien en Australia y los kelpies tampoco toleran los climas del norte”, dice. “Hay que usar perros que estén adaptados al clima y los distintos peligros que existen localmente, como lobos en Suecia y cocodrilos en Australia”.

Torsten Sverenius